El café filtrado extrae los aromas del café con mucha más sutileza que una cafetera espresso. La bebida resultante es suave y afrutada, y el bebedor puede detectar mejor los matices de sabor de cada café. El café lento es un arte de vivir en sí mismo: la preparación y la degustación del café siguen rituales muy específicos, apelan a todos los sentidos y nos invitan a disfrutar del momento presente.
Preparación del café de filtro: atención a los detalles
Preparar lentamente un café de filtro también significa prestar atención a todos los factores que pueden influir en la calidad del café. La elección del café es crucial: se eligen granos de calidad, preferiblemente una especialidad de café o un origen puro recién molido con una molienda adecuada para el método de extracción. A continuación, se pesa el café para asegurarse de que se utiliza la cantidad adecuada para preparar la bebida, se filtra el agua y se decanta en una jarra para eliminar cualquier regusto, y después se calienta a una temperatura de entre 93 y 95°C para evitar que se queme el café.
A veces se utiliza un hervidor de cuello de cisne para controlar mejor el paso del agua por el filtro de la cafetera, y el filtro se enjuaga previamente para eliminar el sabor a papel. Los puristas utilizan incluso un temporizador o un cronómetro para evitar infusionar demasiado el café. Por supuesto, puede prescindir de algunos pasos si no tiene tiempo o el equipo adecuado, pero cuanto más afine su paladar, más se dará cuenta de la importancia de estos detalles para la calidad final del café.